jueves, 30 de abril de 2020

De bolsillo / Lucila Vercelli

-Me amaneció una piedra amarilla hoy-  dijo Juana acercándose a Tomás. 
-El sol es un pedrusco gris brillante hoy, nubes como granito flotando sobre un fondo que bien podría ser agua, aunque las piedras no flotan, las nubes si.   ...agua ...aquello allá arriba, no?quien sabe, jamás tocamos el cielo, ...salvo metafóricamente.

Tomás la miró sin entender lo que decía. Desayunaba junto a la ventana en la mesa cotidiana. 
Juana se acercó al conjunto (Tomás, mesa, desayuno) y formó con las piedras, que solía guardarse en los bolsillos del alma, una rueda de la fortuna. 
- esta parece ser un meteorito - dijo Juana señalando la del centro de la composición y observó a Tomás buscando una mirada cómplice. Dudaba y bastante, de que él llegase a ver las  piedras. Al fin y al cabo eran piedras de los bolsillos del alma. 
Sus ojos se cruzaron un instante, (pueden las pupilas volverse piedras). Tomás retomó la lectura del diario digital. En cambio Juana canturió y rió entre burlas de amistad y sorbos de mate. 
- Esta parece ser un centímetro cuadrado de luna, con cráter y todo.
Insistió Juana. A vos que te gustan los números, cuánto crees que valga un centímetro cuadrado de Luna? 
Tomás levanto la vista, había captado su atención.
-Deberías publicarla en internet- respondió Tomás divertido 
Juana rió con los ojos.( O las piedras porque el alma ríe mejor) 
-qué insensible! - respondió- Son piedras del alma, o del corazón, si te gusta más lo empírico.  
- esta parece un culo - dijo él. 
-Si pensé lo mismo- agregó Juana 
Pero también puede ser un corazón 
- cómo estás hoy - dijo Tomás dejando un poco de lado la lectura ...para intentar leer a Juana.
- y si! Hoy es hoy, por qué tendría que estar de otra manera.
Tomás volvió los ojos al diario
Juana a las piedras. 
Que ya no estaban sobre la mesa. Volvieron al bolsillo.  Y pensó todas son piedras olvidables, salvo las que brillan.

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