miércoles, 6 de mayo de 2020

Autorretrato / Angel León

Autorretrato

Exploro con las yemas de los dedos las superficies onduladas de mi rostro. Elijo comenzar con la amplia frente, en la que la genética es implacable. A poco, casi nada de andar, el dedo mayor se encuentra con la irregular superficie de la vieja cicatriz. El dedo se desliza en canal por la longitud de la herida, surcando los hondos valles. 
Al salir de allí las cejas sorprenden al índice, suaves, elegantes. Inevitable recorrer el contorno dibujando con el resto de los dedos el contorno como un artista lo haría con su carbonilla. Hacia la izquierda noto la dureza donde antes hubo un piercing. La mano se expande para seguir dibujando con los otros dedos la otra ceja y así con un movimiento de arco, aquella se hunde en las órbitas oculares. La piel de los párpados semeja a la de los elefantes bebés en las sabanas de Kenia. Los muchos libros dejaron su profunda huella y las ojeras se adivinan infinitas.
La mano se vuelve pincel y traza las tres dimensiones de la nariz romana que se proyecta hacia adelante. Debajo de ella comienza el tupido bigote y la luenga barba, como impenetrables montes que no ven la luz del sol hace años. La textura es cuidada y suave sin embargo, y huele a almendras tostadas. El revitalizante capilar exclusivo logra su cometido. 
La mano se cierra en pinza ahora, acariciando la punta de la barba, lejos del oculto mentón, de la romana nariz, de las órbitas profundas y de la frente soberana.......


Decadencia de una naturaleza muerta

Con las únicas certezas

prefiero las milanesas a los tanques de guerra
prefiero las militancias de calle a las democracias de cartón pintado, mojado por los soles de los cuarteles
prefiero un poderoso riff de una guitarra a sentarme a esperar en los manteles la sombra de la que jamás vendrá
prefiero los recuerdos de mi abuela, vital, activa, hermosa, a los gritos destemplados del vigilante en la esquina
prefiero amar desde las vísceras con las convicciones de las marmotas de alambre, a soportar los azares transparentes que llegan con la adultez
prefiero remar en el desierto de las sombras que reconstruir un castillo de naipes en el patio andaluz
prefiero preferir a aceptar mansamente las espinas de los cardos de otros
prefiero usar la primera persona al escribir, que hacerles un tackle a las novicias chinas que me venden lavandina en polvo con la excusa de las revistas de cocina
prefiero morir diez veces en el altar de los sacrificios azteca a exponerme que una lanza atraviese mis genitales con el vértigo de las palmeras doradas
prefiero salir de mi casa a hurtadillas que aplacar con la sed de los sermones a los bendecidos Padres Fundadores
prefiero a Poniatowska al hecho de que me estoy poniendo irremediablemente viejo
prefiero aceptar que puedo cambiarlo todo a creer lo mismo
prefiero las cordilleras hiperpobladas con las centenarias lengas que la apacible quietud de un lago en calma
prefiero las mentes tempestuosas a las madejas de vellón contaminada por el veneno de las mangostas

prefiero elevarme salvaje para caer en picada y astillarme en el mármol de un pasillo ciego a preferir salvar a la manada, que espera paciente mi decadencia cierta

No hay comentarios.:

Publicar un comentario