
Parecía que había llegado.
La caricia tibia en la piel, los ojos desperezándose ante un
sol radiante.
Algunos comenzaron sus huertas y jardines.Había alegría. Se
hablaba del invierno como algo que no había sido tan duro.
Luego llegó la lluvia. El cielo se apagó. El aire gris. La
espera se hacía mas larga.
Y finalmente, con sorpresa, la nieve otra vez.
Se detuvo el trabajo de la tierra.Aún así muchas actividades
continuaron como si nada sucediera:se concretó un evento cultural previsto,
otros avanzaron con un cerco nuevo en la escampada, el almacenero del barrio
salió en su caminata habitual de domingo, esta vez sobre la nieve.
Sé que algunos sueñan con climas donde todo parece mejor.
Pero yo que los he conocido, puedo decir que no es para tanto.
Somos una cultura rica, diversa, poderosa, aunque no seamos
del todo conscientes de ello.
Será por esos tiempos de silencio y quietud seguidos de
acción enérgica en el mundo?.
Será porque aprendimos a resolver muchas cosas por nosotros
mismos?
Somos patagónicos, educados en la resistencia sin darnos
cuenta.
Todo esto encierra algunos riesgos, lo sé.
Pero en algún momento florece como primavera.
Ester Morón
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